martes, 17 de enero de 2012

A lo largo del curso hemos estado realizando un monográfico al igual que los demás grupos de nuestra clase, sólo que el tema sobre el cual hemos estado investigando ha sido "El Regionalismo sevillano".


Partimos de la hipótesis que lo que impulsó la creación del Regionalismo fue la cultura, para ello hemos seleccionado unos autores, los que considerábamos más importantes en aquélla época, y tras analizarlos llegamos a la conclusión que aunque pertenecieran al mismo periodo sus estilos eran diferentes.


Es cierto que esta etapa le dio a Sevilla una nueva perspectiva ya que se modernizaron zonas tan populares en la ciudad como la Plaza Nueva, la Plaza de San Francisco o la Avda. de la Constitución entre otros. La ciudad se preparaba para un acontecimiento de gran relevancia; la Exposición Iberoamericana de 1929, la cual se hubiera celebrado en 1914 pero por motivos políticos se atrasó.


Realmente ha sido un trabajo entretenido y divertido, pues para recopilar la información necesaria visitamos varias bibliotecas de la ciudad  y al final encontramos lo que buscábamos aunque tuviéramos pequeños contratiempos :)

COMENTARIO DE IMAGEN:

Las dos imágenes que podemos observar son bastantes diferentes entre sí aunque ambas pertenezcan a la misma época, la década de los años 70. La primera de ellas pertenece a Superstudio, Actos Fundamentales de Arquitectura (1971-3), mientras que por otra parte en la derecha encontramos una obra de Norman Foster  mediante una fotografía,  Seguros Willis, Faber &Dumas  (1973-4).

Empezaremos a analizar las imágenes de la izquierda en las cuales observamos una tendencia hippie de los protagonistas, ello se debe a que la arquitectura radical surgió en los años sesenta. Otra revolución importante fue la de 1968 en París llevada a cabo por un grupo de estudiantes.

Los grupos más radicales tenían la sospecha que la manera de comportarse de la sociedad tiene relación con el autoritarismo hitleriano pero disfrazado de consumismo, por eso el Grupo trata de romper con las normas que impone la ciudad.
Por otra parte nos encontramos con el “situacionismo” que une el pensamiento que tienen las personas de cómo vivir y cómo realmente viven. Se tiene la concepción de que “el nuevo mundo” será  puramente tecnológico y dará libertad a vivir como se quiera. En la imagen de abajo podemos contemplara una niña sentada en el césped pero rodeada de placas a modo de suelo urbanizable. Cerca de ella se aprecia un enchufe, con ello observamos la idea de vivir cómo se quiera ya que cada uno se construye su propio hogar. Precisamente ése era el pensamiento sobre una vida moderna, rodeada de nuevas tecnologías llegando la arquitectura incluso a adoptar un segundo plano, ya que lo realmente importante no era el edificio en sí, sino la utilidad que se le pudiera dar y sobre todo su funcionalidad.

Podemos destacar las características primordiales de la época:
La especial atención al pop inglés que se ve reflejado en los protagonistas de la imagen superior y la teoría es lo importante no la arquitectura, ya que cada uno se diseña su propio hogar.

En cambio el tema las imágenes de la derecha aunque pertenezcan al mismo periodo tratan sobre un tema bastante diferente, el post-fordismo. A partir de los años 40 existe una mayor preocupación por la distribución del producto o de la fábrica, por ejemplo. El edificio más importante de la sociedad es la oficina y no la fábrica, eso se debe al valor de la distribución y la organización.

Después de la Segunda Guerra Mundial EEUU se recuperó muy pronto aunque no le ocurrió lo mismo en Europa, un país en el que podemos ver ese ejemplo es Gran Bretaña. Por ello Norman Foster crea entre 1973-1974 uno de los edificios más importantes de su carrera profesional, las oficinas de Seguros Willis, Faber & Dumas, en Ipswich. La idea fundamental de este proyecto era crear un espacio destinados a oficinas pero optimizando al máximo dicho espacio, ya que los trabajadores

encontraban también un lugar de ocio donde pasar el tiempo libre de manera que aunque tuvieran descanso pero nunca dejaban de trabajar. En la fotografía mostrada podemos ver a una persona tumbada en el césped que se encuentra frente a las oficinas. Si la empresa organizaba actividades deportivas, los jugadores eran los propios trabajadores por lo que nunca se desvinculaban de su labor totalmente.
Con ello se optimizaba el espacio y aumentaba el rendimiento de los empleados debido a su estructura. En resumen todo estaba muy condensado y unido para favorecer la optimización del espacio. Esta característica la podemos  contemplar en la imagen de abajo ya que se ve reflejado un espacio aparentemente para relajarse parecido a un centro comercial con veladores y escaleras metálicas pero pertenece a la oficina. Esta particularidad llega a tal extremo que incluso la cadena de montaje pasa justo encima de las mesas de oficina.


En resumen, aunque las dos imágenes estén relacionadas temporalmente pero no ocurre lo mismo con su contenido, ya que mientras las primeras destacan la idea de libertad e individualismo personal, las segundas resaltan la idea de optimización de espacio estando todo muy compactado y funcionalidad de la estructura para que los trabajadores rindan lo máximo posible.


























Carmen Mª Huerto Blanco, Grupo: 11

lunes, 26 de diciembre de 2011

Comentario de imagen

Nos encontramos ante dos imágenes que a su vez se dividen en otras dos, todas pertenecientes a la década de los años 70.

La primera imagen, llamada “Actos fundamentales de la arquitectura”, de Superstudio, se divide en dos fotografías, una a color y otra en blanco y negro. Ambas presentan un entorno similar, con muy poco ornamento y en el que está muy presente la austeridad.                                                                                                                         
 Son espacios sencillos, demasiado sencillos, me atrevería a decir, vacíos, en los que se encuentra un grupo de personas bebiendo, donde se aprecia el libertinaje propio de la época. En la segunda imagen, aparece sólo una joven, que parece estar meditando.
En ambos casos se ve el intento de interacción directa con el medio ambiente, donde todo el mundo tiene el mismo poder y no existan clases sociales ni jerarquías. Una sociedad totalmente opuesta a la sociedad consumista de la otra fotografía, en la que no es necesario gran cantidad de objetos para vivir, conformándose con lo mínimo, y en la que se pensaba que la arquitectura era una excusa para consumir, y por este motivo debían rechazarla.

La segunda imagen, también compuesta a su vez por dos imágenes de Norman Foster, llamada “Seguros Willis, Faber & Dumas” es totalmente opuesta a la anterior.                  
Ya no se trata de un gran espacio, sino de pequeños espacios en los que cada uno de ellos tiene una función concreta. Espacios mucho más ornamentados, ya que en la otra fotografía ésta característica es totalmente nula. Terrenos mucho más construidos. Se deja atrás la idea de que la arquitectura se entiende como la excusa para consumir, pasando el consumismo a un segundo plano y la arquitectura posicionándose como elemento principal y fundamental en nuestra vida.

Claramente la que tiene más relación con el mundo actual es ésta última, ya que la arquitectura actualmente cumple la función de adaptarse a nuestras necesidades y hacernos la vida más cómoda. Los espacios abiertos hoy en día no tendrían cabida en ningún lugar, ya que nos privan de intimidad entre otras muchas cosas.                            
La arquitectura actualmente se concibe de una forma similar a la que proclamaba Foster, como elemento que no tiene un fin económico, o al menos, principalmente ese fin, sino como ya hemos dicho, como elemento cuya principal finalidad es abastecer nuestras necesidades. Delimitar espacios atribuyéndole un fin a cada uno, facilitar nuestra vida.
Para concluir sólo diría que es obvio que la arquitectura radical de Superstudio no va a ninguna parte, ya que es la de Foster la que ha seguido adelante y perdura hoy en día.





Mª Isabel Jiménez Pérez

martes, 29 de noviembre de 2011

Comentario de imagen

Superstudio, Actos fundamentales de Arquitectura 1971-73


 


Norman Foster, Seguros Willis, Faber & Dumas 1973-4

COMENTARIO DE IMAGEN

Ambas imágenes a comentar son prácticamente del mismo año, pero a pesar de su proximidad son el reflejo de acontecimientos muy diferentes. 
La primera imagen representa una arquitectura que surgió alrededor de los años 60 como resultado de diversos factores como: el movimiento hippie, la aparición de los medios de comunicación como la televisión y sobre todo por la revolución de los estudiantes en París. Estos sucesos provocaron una forma de vida diferente hasta la del momento, algún grupo de personas pasó a reivindicarse contra las convecciones sociales de su tiempo y contra la forma de pensar, reclamaban mayor libertad, como por ejemplo el movimiento hippie. De ahí, que surgiera una arquitectura más flexible. Como podemos ver en la imagen, se trata de una gran plataforma al aire libre en la que no se preestablece una disposición cerrada del espacio, sino que la gente puede estar como y donde quiera.
Esta arquitectura conocida como arquitectura radical proponía no una arquitectura estrictamente física, es decir construida solo y exclusivamente con muros,  sino que se preocupan por crear una escena o un ambiente, y proporcionar a las personas la posibilidad de expresarse libremente.
Sin embargo por otro lado, en el mismo año aparece una arquitectura totalmente diferente. Surgida por otros motivos políticos, sociales y culturales que podían tener su origen en la cadena de montaje utilizada por Henry Ford y en la optimización del trabajo. A partir de la Revolución Industrial apareció una nueva manera de entender la arquitectura, se pretendía que la arquitectura sirviese a la industria para horrar trabajo y tiempo y así poder producir más. Posteriormente, la idea de Ford trasciende y se reinterpreta a un nuevo: la oficina. Tras una producción óptima conseguida por Henry Ford se pasa  a la preocupación por la distribución de los productos, por ello la oficina se vuelve unos de los lugares más importantes. De ahí que el objetivo principal de una empresa era conseguir la comodidad de sus empleados en el lugar de trabajo para así, conseguir un mayor rendimiento laboral. Por eso, en la imagen podemos ver un lugar de descanso y de recreo descubierta y unas mesas y sillas en un lugar de paso. Todo ello, intenta llegar al objetivo primordial: los trabajadores vivan en el trabajo; comer, charlar, conocer gente, divertirse, compartir conocimientos, hacer deporte… Por tanto hablamos de una arquitectura funcionalista en la que cada cosa tiene un lugar y un espacio predeterminado y estudiado, hablamos de optimización del espacio.
Al analizar las dos imágenes podemos comprobar que son totalmente diferentes. En la primera imagen podemos ver un espacio amplio sin limitaciones espaciales, podemos ver que las personas están sentados en el suelo y acomodados como y donde ellos quieren, es decir, están a su aire están como ellos han escogido libremente sin que se le establezca un lugar determinado. Tal y como creaba la arquitectura radical: espacios en los que las personas sean totalmente libres de hacer lo que ellos deseen.
Sin embargo en la otra imagen de las oficinas de Norman Foster, podemos apreciar una división espacial y funcional. En la imagen superior vemos una zona exterior habilitada para el descanso o el ocio. En la imagen inferior, vemos la zona habilitada para almorzar. Además, observamos que el espacio es amplio y luminoso y que además intenta crear cierto ambiente con la ayuda de la vegetación.
Ambas arquitecturas intentan que las personas se sientan cómodos en ella, pero lo consiguen de forma diferente, una da la total libertad de utilización del espacio para que así cada persona busca su comodidad, mientras la otra, crea los espacios adheridos a su función y les proporciona un determinado ambiente o más bien decoración que provoca la comodidad y aceptación de dicho espacio.
M ª Inmaculada Jiménez Roldán G1.11
29/11/2011


viernes, 25 de noviembre de 2011

Comentario Crítico


En este comentario crítico se analizará la idea de la decoración en edificios mediante la comparación de dos famosos textos: “Ornamento y Delito” escrita por Loos y “Tinglado Decorado” escrita por Venturi.
En el primero, se critica duramente la idea del ornamento argumentándolo con una triple razón ética, estética y económica. El segundo texto se desarrolla mediante la comparación de dos edificios: Guild House y Crawford Manor,  los cuales son muy diferentes entre sí.
Personalmente creo que el ornamento es algo superfluo, algo de lo que podemos prescindir un poco. Aunque en la sociedad actual esta idea está bastante anclada, pues ya que sólo hay que observarnos a nosotros mismos y nuestro alrededor. Numerosas son las personas que se tatúan algo o la cantidad de complementos que utilizamos día a día. Como dice Loos en su texto: “No puedo admitir la objeción de que el ornamento aumenta la alegría de vivir de un hombre culto”. En cierta manera sin decoramos todo demasiado es posible que no avancemos en cuanto a innovaciones se refiere, o incluso que lleguemos a una contradicción, como dice Venturi: “El ornamento de la Guild House es explicito. Refuerza y contradice la forma del edificio que adorna… divide el edificio en tres plantas desiguales: basamento, planta principal y ático. Esto contradice la escala de las seis plantas reales e iguales”.
Estoy de acuerdo con Loos cuando explica que el ornamento produce un gran daño al pueblo productor, ya que el ornamento no es un producto, es decir, el trabajo de un ornamentista no se paga como se debe.  Si pensamos de forma práctica en relación trabajo-economía nos damos cuenta de la idea que ya en el siglo XIX defendía Loos, si existe una demanda de objetos no ornamentados el número de horas que un artesano dedica a su trabajo disminuiría aunque a cambio no cobraría el mismo dinero por el producto final: “El cambio del ornamento trae como consecuencia una pronta desvaloración del producto del trabajo”. Esta visión económica no se recoge en el texto de Venturi ya que se centra en analizar y señalar las diferencias entre los dos edificios dichos anteriormente.
 Por otra parte no estoy de acuerdo con Loos cuando dice que los rezagados, refiriéndose a los que les gusta el ornamento, retrasan la evolución de la sociedad. Cada persona tiene unos gustos propios y no por ello tienen que “retrasar” la evolución de la sociedad, aunque lo que Loos expone es que si se sigue promoviendo el ornamento no se avanzará mucho en lo que a diseño se refiere. Pero si miramos ese caso desde otro punto de vista podemos llegar a la conclusión que si


se elimina el ornamento de la arquitectura, por ejemplo, tampoco se adelantará mucho en evolución de diseño, pues nunca se llegará más allá de lo que ya se llegó.
¿Es cierto que el asunto del ornamento sólo es una cuestión del siglo XIX? Creo que ese tema sigue en la arquitectura actual aunque quizás no se critica tan duramente como lo hizo Loos en cambio, Venturi toma el ornamento como parte del edificio, forma parte  de la descripción del mismo, esta idea la podemos ver reflejada en su texto:  “Al contrario que los elementos puramente ornamentales de este edificio, refleja una función interior del tinglado, la de las actividades comunes de la última planta … al igual que Crawford Manor y las manifestaciones más ortodoxas de la arquitectura moderna, que rechazan el ornamento y la asociación en la percepción de las formas.”
En resumen, me parece más práctica y económica la desaparición del ornamento como pensaba Loos aunque hay ciertos matices en los que no comparto opinión, ya que no creo que la humanidad esté esclavizada por el ornamento. Me parece que a lo largo de la Historia se le ha dado demasiada importancia a este asunto llegando incluso a minimizar el  valor  de las formas pues se decora todo demasiado. Aunque por otra parte podríamos  quitarle la importancia a todas las cosas llegando incluso a la indiferencia puesto que no nos importa la decoración se podría dar el caso de no poner interés en lo que hacemos y el resultado práctico y estético no sería el mismo.  Bajo mi punto de vista Loos define muy bien la idea de “ornamento” aunque quizás un poco exagerado.










Carmen Mª Huerto Blanco, Grupo: 11     

jueves, 24 de noviembre de 2011

Visita por la Plaza de España

Es un vídeo casero que realiza un recorrido a por la Plaza de España, un monumento emblemático de la época del regionalismo sevillano. Está construída por Aníbal González un arquitecto muy famoso de esa etapa de la arquitectura sevillana.


miércoles, 23 de noviembre de 2011

Comentario Crítico


"Ornamento y delito" (Adolf Loos) y "El tinglado decorado" (Robert Venturi)



Nos encontramos ante dos textos titulados: “Ornamento y delito” y “El tinglado decorado”    El primer texto, escrito por Adolf Loos nos habla de la innecesariedad de tanto ornamento en todas y cada una de las cosas que podemos ver o utilizar en nuestra vida cotidiana.                       El segundo texto, redactado por Venturi, se posiciona justo del lado contrario, alabando todos y cada uno de los ornamentos de los objetos, dándole la importancia que se merecen y centrándose especialmente en los edificios.

Personalmente, me posiciono del mismo lado que Venturi, dándole bastante importancia a la ornamentación, que es lo que hace especiales las cosas, el ornamento con el que estén decoradas.                                                                                                                                                                               Éste ornamento dice mucho de las personas y nos permite diferenciarnos unas de otras dejando clara nuestra personalidad simplemente mediante cualquiera de nuestras pertenencias, apariencia, o vestuario.

En cambio Loos, estaría totalmente en desacuerdo con lo que acabo de decir, ya que una de las afirmaciones que hace es que una comida va a saber igual o incluso peor, pues le repugnaría si está más ornamentada. Yo pienso justamente lo contrario. Seguramente sabrá igual, pero la apariencia del plato es un 50%, el otro 50 estaría en el sabor y olor.                             Una buena presentación puede hacer que un plato parezca mucho más apetitoso de lo que es en realidad.

En cambio Venturi, para explicar su postura compara dos edificios, uno muy ornamentado, llamado Crawford Manor, y otro un poco más clásico pero en el que también existe ornamentación, Guild House.                                                                                                                                         Mediante éstos ejemplos afirma que en casos como el de Guild House, tiene un “ornamento explícito que refuerza y contradice la forma del edificio que adorna”. Esto, como ya hemos dicho antes, es lo que hace particular a un edificio y lo diferencia del resto.                                            Además, ésta defensa de la ornamentación en la arquitectura se apoya en otros argumentos como la propia distinción que hace entre un edificio y otro, en la que se aprecia cómo un edificio llega a ser totalmente diferente a otro en función de los ornamentos que utilice y la forma en la que los utilice.

Me llama especialmente la atención una frase, en la que Loos exclama: “¡Pero cuándo el ornamento es bonito! A mí y a todos los hombres cultos, el ornamento no nos aumenta la alegría de vivir.”                                                                                                                                                                  Me sorprende la afirmación ya que considero que cada vez que se ornamenta algo es para hacerlo más bello, quitarle esa simpleza que tiene en su forma original y transformarlo en un objeto más original, único y más atractivo, y creo que el propio hecho en sí hace embellecer la pieza.                                                                                                                                                                                                                                    Es cierto que quizás esto no nos proporcione una alegría directa, ni nos aumente la alegría de vivir como señala el autor, pero  ¿ no nos sentimos más a gusto, cuando estamos vestidos o rodeados con algo que nos gusta? Yo creo definitivamente que sí, que no es que nuestra alegría se limite a la ornamentación de los objetos, pero que sí influye el que estemos a gusto vestidos con una prenda bonita, que no se limite sólo a la función de taparnos para que no vayamos desnudos.
Loos también cita: “ Los platos ornamentados son muy caros, mientras que la vajilla blanca que le gusta al hombre es barata. Éste ahorra mientras que el otro se endeuda”                                    Pienso que a las personas no nos importa gastarnos un poco más de dinero si la diferencia en cuanto a apariencia, sabor o calidad merece la pena .Por ejemplo, una vajilla blanca cumple la misma función que otra estampada, sin embargo, el precio de la estampada es superior, pero bajo mi punto de vista, ésta estampada rompe con la monotonía, marca la diferencia, aporta color, alegría e incluso puede reflejar nuestra personalidad.

En conclusión, tal y como señala Venturi, la ornamentación es necesaria, ya sea en mayor o menor medida, ya que hace a los objetos y cosas únicas.



                                                                                                                       
Mª Isabel Jiménez Pérez